jueves, 25 de septiembre de 2008

No hay reglas. La vida empieza, continúa y algún día acabará. Muchas veces nos pasan cosas a las que no sabemos como responder. Andamos como podemos, como mejor sabemos. Quizas no de la mejor forma, pero nadie nos dio instrucciones de lo correcto y lo incorrecto. Nadie me dio instrucciones de cual era el mejor camino y cual no debía de coger. A veces me equivoco, pero aun asi se que fue un buen camino porque me enseño algo que el camino bueno no me hubiera enseñado.

Creemos que lo sabemos todo, llegamos a una edad que miramos con un aire de superioridad a lo que creemos que está por debajo nuestro. Ese que sabrá. Y no nos damos cuenta de que lo principal en la vida es ser humilde, ser receptivo ante cualquier cosa porque por mucho que sepas siempre puedes aprender más. Que te quede claro, ni tu lo sabes todo, ni yo lo sé todo, ni él lo sabe todo. Responde con precaucion incluso cuando creas que tu verdad es irrefutable, porque hay mucho caminos para llegar al mismo fin, y muchas actitudes que hay que respetar(dentro de lo respetable).

En fin, y por último, nunca dejes de creer en los sueños. Los sueños no están para desearlos, sino para cumplirlos.

Pasen un buen día.

lunes, 1 de septiembre de 2008

Todo parecido con la realidad es pura casualidad

Llegas a casa tras un duro día. Subes las escaleras del portal, buscas las llaves en el bolsillo, encuentras la apropiada y abres el portal. Una señora muy amable te da las buenas tardes. Tu te limitas a sonreir y mover un poquito la cabeza.
Vives en un sexto piso. Asi que no te queda más remedio que acercarte hacia esa esquinita con un solo ascensor, presionar el botón y esperar a que el ascensor baje. Por suerte hoy está esperándote. Abres la puerta y pulsas el número 6. Entonces empieza a subir y subir, y ves como los números van cambiando, hasta llegar al 3. Se abre la puerta y un señor "demasiado arreglado" y con mirada huidiza se dispone a entrar, pero tú le dices que subes( y el baja), asi que se despide timidamente y la puerta se vuelve a cerrar.
Sigues esperando, y al fin, el número 6. Un poquito más cerca de casa.
El ascensor abre sus puertas ante aquella maravilla de piso alquilado, humedecido y con una luz amarillenta que al mirarte en el espejo del descansillo entre tu cara de enfermo y eso pareces hasta un "simpson".
Vuelta otra vez a mirar las llaves, y a buscar la correcta. No, esta no es. No , esta tampoco. Al fin. Se abrió la puerta de "tu" casa. Ante tus ojos tienes los restos de la pizza de ayer, tu perrito saltando de un lado para otro y la nevera medio vacía.(Habrá que ir a comprar algo, piensas) Pero luego ves un poco de pasta y tomate de bote en el armario que esta justo encima de tu cabeza y te piensas, podré aguantar por hoy.
[Bien, hasta ahora he hablado en segunda persona. Pero hablemos en primera.]
Miro el reloj. Son las 7.30 de la tarde. Es una tarde fria de invierno y ya es de noche. Lo único que me apetece es tumbarme en el sofá y ver un poco la tele.Lo que me queda de día quiero pasarlo tranquilito. Pongo los pies en la mesa, cojo el mando, enciendo la tele, hago un poco de zapping y al final me quedo en uno de esos programas tipo 50 x 15 . Este sofá es taaan sumamente cómodo que no puedo evitar coger posturilla y comienzo poco a poco a "clucar l'ull". Entonces entro en un ligerillo sueño hasta que algo me despierta. Maldito teléfono. Media sonámbula me levanto y llego hasta el bolso que dejé "a saber donde". Primero encuentra el bolso, luego encontrarás el móvil. Y el móvil que no deja de sonar, y la de al lado cada vez más cabreada porque tiene una de sus migrañas del copón, y yo que voy haciendo eses por los pasillos para ver donde lo dejé, hasta que veo que está en la entradita(si, hay entradita!)asi que remuevo y remuevo hasta que doy con el móvil.^
-¿Si?
-¿marta?
-¿si?¿quién es?